Se acerca la hora de la verdad para Hadopi, la ley francesa de los 3 avisos que promete (según la industria de contenidos) acabar con el p2p (que no con la descarga directa). Básicamente consiste en que el internauta que sea pillado descargando una peli o canción del p2p recibirá un primer aviso por correo electrónico, y si es pillado una segunda vez recibirá un segundo aviso por carta, y si le pillasen la tercera vez, le cortarán temporalmente la conexión.
Explicado así parece muy fácil, ¿verdad? Pero ¿qué significa «pillar al internauta»? Significa que la industria de contenidos detectará la IP desde la que se realiza la descarga. Dado que en el p2p no sólo se descarga, sino que además simultáneamente se suben cachos de la obra que se descarga, eso es tarea fácil, pan comido. Basta con mirar a ver de qué IPs se pueden obtener esos cachos, cosa que la propia red p2p indica. Sólo un problema, que lo único que obtienen es una IP, y una IP no dice mucho.
No dice qué miembro de la familia se bajó la obra, ni si fue un vecino usando tu wifi, ni si tu wifi lo usó alguien que aparcó delante de tu casa mientra hacía la descarga, ni si tenías metido en tu ordenador un malware que hizo que un chino o un pakistaní se bajasen la obra usando tu ordenador como intermediario.
Los genios que han inventado Hadopi tienen una fácil solución para ello. El titular de la conexión es responsable de la misma, y punto final. Da lo mismo quién haya descargado la obra, el culpable es el titular de la conexión si no tomó las medidas adecuadas para evitarlo, así que se le cortará el Internet igualmente, aunque no haya hecho nada.
Como sistema de justicia es ejemplar, se castiga al que no hizo nada, y también, por la misma razón (por no haber hecho nada) al resto de su familia. La responsabilidad legal ya no es por haberse bajado la obra, sino por no haberlo impedido.
Naturalmente, por esa regla de tres, le podrían cortar la conexión al mismísimo Sarkozy. A fin de cuentas, seguro que él tampoco ha hecho nada. Así que los genios de Hadopi refinaron un poco más el asunto. Si instalas en tu ordenador un soft especial, un soft espía encargado de vigilar que no hagas nada malo, entonces te salvas del castigo.
Por supuesto, dado que en un hogar suele haber más de un ordenador, resulta perfectamente posible instalar el spyware en uno de los ordenadores, y usar otro para el p2p. Este «huequecito» en la ley convierte a Hadopi en un cachondeo. La ley definitiva, la que acabará con el p2p, se elude simplemente teniendo 2 ordenadores en casa. Y si tienes sólo uno, siempre puedes instalar el soft de Hadopi en una máquina virtual.
Claro está que estas trivialidades técnicas importan poco, porque a día de hoy, cuando Hadopi está a punto de empezar a ser aplicada, no se sabe cuál será ese soft Hadopi, ni qué características tendrá. Que sepamos, ni siquiera han empezado a hacer tal programa.
Son detalles sin importancia, lo importante es empezar a mandar los primeros avisos cuanto antes, aunque no tengan ninguna validez legal si ese soft no está disponible. No obstante, nos preguntamos cómo es que el spyware Hadopi no está listo ya, ¿será que no tenían programadores para hacerlo?
Si sacan ese programa, malo porque todo el mundo se lo va a instalar en uno de sus ordenadores, o en una máquina virtual, y con ello quedarán eximidos de toda responsabilidad legal por el p2p. Y si no lo sacan, malo también porque los avisos no serán válidos hasta que el programa no esté disponible. Tenemos pues una ley que no te condena por descargar, sino por no tener instalado determinado soft, un soft que no existe, y por tanto, según la propia ley, no te pueden condenar.
Mister Bean no lo habría hecho mejor. Sin duda, esta es la ley que acabará con el p2p.